¿Sabes leer la etiqueta energética de tus electrodomésticos?
El pasado 5 de marzo se celebró el Día Mundial de la Eficiencia Energética, por eso queremos recordaros las claves para tener electrodomésticos eficientes, que respeten el medio ambiente y que además nos ayuden a ahorrar. El concepto de eficiencia energética es una práctica destinada al ahorro en el consumo de energía, para algunos ya una forma de vida, para otros, un objetivo que cumplir.
Aportar un pequeño grano de arena es sencillo. Basta con tener en cuenta un detalle a la hora de adquirir un electrodoméstico: la etiqueta energética. No todos la llevan incorporada, sólo aquellos que tienen mucho consumo o que pasan gran parte de su vida útil encendidos como son los frigoríficos, los congeladores, combis, lavadoras, secadoras, lavavajilllas, secadoras, aires acondicionados, televisores, hornos y bombillas. Además, a partir de septiembre de este año la etiqueta se incorporará a las aspiradoras vendidas en la UE.
A la hora de comprar un electrodoméstico tenemos en cuenta otros factores como la potencia, las prestaciones, pero ¿miramos la etiqueta energética y sabemos interpretarla?
La etiqueta energética se divide en cuatro apartados:
– Datos del fabricante y modelo de electrodoméstico.
– Clase de eficiencia energética del aparato.
– Datos específicos del electrodoméstico.
– El ruido emitido mientras funciona el apartado medido en decibelios si el aparato lo precisa.
La etiqueta energética tiene en cuenta tanto el consumo eléctrico como el consumo de agua (en el caso de los electrodomésticos que funcionan con agua), lo que viene a significar que si por ejemplo una lavadora consume muy poca energía pero gasta mucha agua, tendrá una calificación baja.
A continuación puedes ver el ejemplo de la etiqueta energética de un televisor:
(Fuente:OCU)
Actualmente, la peor calificación es la G, mientras que la más alta es la A+++. Cada una de ellas viene representada por un color diferente, siendo la peor calificación de un rojo intenso y la mejor de verde oscuro. Además, cada aparato lleva su etiqueta adaptada a las utilidades del electrodomésticos, como se puede apreciar en los dos ejemplos anteriores. En líneas generales se considera que a partir de la clasificación C tienen un alto consumo, A y B un consumo moderado y a partir de A+ son los más eficientes.